12 de junio de 2013
El Hogar de las Hadas
Tras la puerta de entrada al Hogar de las Hadas, hay un inmenso jardín que es la entrada a un bosque infinito. En el Hogar de las Hadas conviven armoniosamente Hadas y Brujas (cuándo una Bruja se va definitivamente al Otro Mundo, ¿se convierte en Hada?... ¿son entonces las Hadas los Espíritus de los Antepasados de las Brujas?). Hay Brujas removiendo sus calderos, otras lavan ropa en el río, otras recogen flores, otras tejen sus ropas en los telares... (desde luego no veo a ninguna haciendo el tipo de tareas que se llevan a cabo en oficinas, colegios y demás sitios, que desde luego no son el lugar natural para una Bruja). Mientras, las Hadas, como abejitas, se afanan de aquí para allá, y llenan todo con el tintineo de sus alas y el reguero de brillo que dejan tras de sí cada vez que se mueven. Veo que las Brujas son todas hermosas, jóvenes unas y ancianas otras, y su pelo, suelto o recogido, rojo como el fuego o blanco como la nieve que trae el invierno, es siempre largo, y sus puntas prenden, igual que las puntas de sus faldas, cuando bailan alrededor de un fuego. Mujeres Antiguas y Sabias, protectoras del Legado Ancestral.
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